El periplo africano de Alexandre y Sonia Poussin.
3 años y 3 meses de aventuras a lo largo de 14 000 km...

Alexandre y Sonia Poussin se han propuesto remontar África a pie, del cabo de Buena Esperanza al lago de Tiberíades. Tres años de camino a lo largo del Valle del Rift en África oriental con el propósito de rehacer simbólicamente el viaje del primer hombre, del australopitecos al hombre moderno.

En el primer volumen, que recoge los 7 000 primeros kilómetros de su periplo –del Cabo al Kilimanjaro– Sonia y Alexandre nos acercan a un África íntima. Desafiando el implacable sol de la sabana, los animales salvajes, las selvas y los desiertos, solos ante la aventura, sin patrocinadores ni logística, compartiendo la miseria de sus anfitriones, estos aventureros reflejan en cada página la generosidad y el entusiasmo de los hombres y mujeres que pueblan el suelo africano. Paso a paso, los Poussin se van haciendo más africanos...

En el segundo volumen, con otros 7 000 kilómetros por delante y siempre de la mano de Sonia y Alexandre, llegaremos a los poblados masai del fondo del Rift, nos enterneceremos con los millones de flamencos del lago Bogoria, descubriremos las maravillosas orillas del lago Turkana, sobreviviremos a los peligros etíopes y exploraremos las bellezas mágicas de Lalibela y las ruinas míticas de Méroé. Posteriormente, atravesaremos los implacables desiertos de Batn-el-Hagar, asistiremos a los rituales secretos de las recién casadas en Sudán, a la extraña belleza de los pueblos hamer o dasanetch y descubriremos el arte de convivir con un dromedario en Darfur. Día tras día, el camino de Sonia y Alexandre “tras las huellas del Hombre” se hace iniciático. Y el fin del viaje supone, a su vez, el principio de otra gran aventura, pues, poco después de su regreso a Europa, nace una niña “made in Africa”...

Álbum de fotos de Africa Trek, Ed. Actes Sud.

Es bello, cálido, huele a África y a arena ardiente y consigue plasmar, a lo largo de sus 320 páginas de cielo azul y libertad, todo el amor con que este continente nos ha obsequiado. África se ha portado bien con nosotros. Hoy, todos aquellos esfuerzos y desafíos –enfermedades, temores, incertidumbres, falta de higiene e intimidad, cansancio– desaparecen para dejar paso a esta miscelánea de encuentros, mosaico de rostros y experiencias. Con este álbum, impregnado de tiempo, espacio, demora y africanidad esperamos hacer amar África y rendir un sentido homenaje a nuestros anfitriones como prueba de nuestra profunda gratitud.

Una selección de 460 imágenes extraídas de nuestra colección de 14 000 diapositivas.

Momentos de esperanza y fascinación pero también de dificultad extrema, pues, a lo largo de su periplo, Sonia y Alexandre se han visto obligados a superar duras pruebas: agotamiento, sol abrasador, fiebres altas, paludismo, moscas tse-tsé, lluvias diluvianas, tormentas de arena, fieras salvajes, sed extrema... No obstante, pese a la cierta inconsciencia con la que han llevado a cabo su travesía por África, su camino parece haber estado constantemente iluminado por una buena estrella. Además, el sentido común, una moral y voluntad de hierro y, sobre todo, una gran dosis de afecto y humildad les han permitido salir airosos de todas las tribulaciones.

Ningún equipo de grabación estuvo presente durante sus encuentros ni aventuras. Pertrechados con un trípode y una cámara de vídeo digital, Álex y Sonia son los únicos autores de estas grabaciones. Sin patrocinadores ni logística, afrontaron solos la ventura. Ni una sola noche de hotel y un equipaje ultra-ligero que consistía en una mochila de 7 kg cada uno, de los cuales 3 kg correspondían al material fotográfico y de vídeo. La única muda: los calcetines y la ropa interior, además de una camiseta para dormir y una mosquitera. Por lo demás, ni cubiertos ni fiambreras. Ni siquiera una guía y mucho menos un GPS. Tal y como el propio Alexandre afirma: “nuestro apoyo han sido los africanos que nos han acogido y socorrido día tras día. De hecho, no nos encontrábamos ‘sin asistencia’ sino en total ‘dependencia’“.

¿El precio? “Los cólicos, las pulgas, las noches en blanco, el paludismo. Aceptar beber y comer humildemente todo lo que se nos ofrece, contraer enfermedades y los parásitos que infestan las chozas y chabolas, ser despertado constantemente por los machos cabríos en celo, el canto del gallo a medianoche o los chillidos de las ratas, carecer de intimidad... La recompensa: el encuentro, el intercambio, porque lo hay. Nosotros ponemos mucho de nuestra parte, asumimos nuestra responsabilidad como huéspedes (contamos historias, llevamos noticias de los pueblos vecinos, hacemos reír, curamos, damos consejos, reconfortamos...)” 1).

Al compartir la miseria de sus anfitriones, Sonia y Álex ponen de manifiesto la generosidad y el entusiasmo de estos hombres y mujeres que pueblan el suelo africano. *

Los 12 episodios de Africa Trek nos permiten caminar y compartir con ellos esta experiencia humana extraordinaria.

31 de diciembre de 2001, Cabo de Buena Esperanza: Sonia y Alexandre empiezan su aventura… De las barracas de los trabajadores forestales rastafaris a las villas de los millonarios de Ciudad del Cabo, pasando por los viñedos de Stellenbosch y las pinturas rupestres San, este primer episodio augura ya la diversidad de encuentros y experiencias de los tres años de ruta que les quedan por delante. Nada más comenzar su travesía, la primera puesta a punto se impone: para hacer el camino más llevadero, los Poussin aligeran al máximo la carga.

Sonia y Alexandre continúan su travesía sudafricana. Con algunas nociones de dialecto, un poco de inglés y, sobre todo, con muchos gestos y sonrisas, los Poussin consiguen integrarse en todos los ambientes. Se entrevistan con el profesor Thackeray, conservador de Mrs Pless, australopitecos pariente de Lucy, y se adentran, con soltura y una cierta inconsciencia, en los peligrosos suburbios de Johannesburgo y en los bosques poblados de animales salvajes, donde son atacados por los rinocerontes, en el Parque Kruger, donde participan en la captura de un elefante que será conducido a otra reserva, etc.

A su llegada a Zimbabwe, la pareja celebra los 4 000 km que ya marca el contador de su podómetro. Ahí conocen a un granjero blanco que les explica cómo el siniestro Mugabe ha conseguido desestabilizar el país. No obstante, lejos de la ignominia política, Zimbabwe es también el Great Zimbabwe Monument, ruina de una ciudad imperial y majestuosas cataratas Victoria. En la frontera entre Zimbabwe y Mozambique, los Poussin pasan una de sus jornadas más duras. Sin agua, en una pista desierta y bajo un sol abrasador, Lucy, que se cruza de repente en su camino, lleva sobre su cabeza una garrafa de agua. ¡Salvados!

La estación de lluvias ha comenzado, pero esto no impedirá a los Poussin continuar su camino: una cena de termitas ¡y en marcha otra vez! En Malawi, tendrán que enfrentarse al sida, que asola África y este país en particular. Ahí, las ONG intentan sensibilizar a la población de las aldeas más aisladas con canciones y obras de teatro. Más adelante, los Poussin vivirán el día a día de una familia de pescadores a orillas del lago Malawi.

Tras 5 809 km de marcha, Alexandre y Sonia llegan a Tanzania. La pista que siguen está totalmente desierta, sin hombres ni ganado, ya que ésta atraviesa una sabana infestada de moscas tsetsé. He aquí los Poussin completamente solos, solos con las fieras que les acechan... Desfallecidos a causa de un acceso de malaria, dan media vuelta para regresar al último pueblo en el que había un dispensario. Parada providencial: al día siguiente, un hombre llega en estado de emergencia al mismo dispensario. Su brazo ha sido despedazado por un león que se cruzó en su camino el día anterior ¡en la misma pista de Sonia y Alexandre!

Ya más tranquilos, Álex y Sonia se adaptan al ritmo de los Barbaig, una tribu de pastores nómadas enemigos, durante generaciones, de los masai. Del cráter de Ngorongoro a la llanura de Serengueti, descubren el África mítica de los parques naturales. Y para celebrar sus 7 000 km de marcha o, lo que es lo mismo, el ecuador de su travesía, los Poussin escalan la cumbre de África y llegan a la cima del Kilimanjaro.

Una vez en territorio masai, Sonia y Alexandre ascienden a Oldonyo Lengai, la montaña sagrada de los guerreros. A continuación, toman rumbo a Kenya. En esta parte de África, la fauna amenazada suscita interesantes iniciativas, como este orfanato para crías de elefantes al que se dirigen. Una vez en Nairobi, se desvían de su trayectoria para dirigirse a Uganda, donde se verán cara a cara con los últimos gorilas de la selva ecuatorial.

Sonia y Alexandre descubren el lago Bogoria y su extraordinaria multitud de flamencos rosas. Sin embargo, Kenya es otra sucesión de comarcas y llanuras desérticas donde las guerras tribales hacen estragos. Nuestros amigos se verán obligados a atravesar un auténtico valle de la muerte, el valle de Suguta.

Etiopía se presenta como una etapa difícil. Alexandre cae de nuevo enfermo de malaria pero sus males no son nada comparados con los que el pueblo etíope debe soportar. Nuestros aventureros descubrirán aquí un país multifacético, compuesto por etnias tribales, al Sur, y por un reino cristiano, al Norte, que parece vivir en un pasado bíblico.

Tras un guiño a nuestro célebre antepasado Lucy, la pareja Poussin reemprende el camino dejando atrás Addis Abeba y acompañada durante algunos kilómetros por el campeón nacional, el gran maratoniano Haile Gebré Selassié. Sonia y Alexandre atraviesan este país montañoso y llegan a las cataratas del Nilo azul. A continuación pasan por Gondar, ciudad abarrotada de niños abandonados en busca de una vida mejor.

Alexandre y Sonia llegan a Sudán, un país ignorado pero cautivador que aprenden a descubrir. De los vehementes cantos sufis al clamor de los luchadores nuba, nuestros aventureros sucumben a sus encantos. En Khartoum, Sonia explora el mundo secreto de las mujeres sudanesas. Sus nuevas amigas la inician en un ritual de preparativos para el amor, el doukhan. También asisten a una ceremonia del Zar, en la que las mujeres, embriagadas de perfumes y tabaco, entran en trance, permitiendo expresarse así a los espíritus que las poseen...

En su última etapa, Sonia y Alexandre continúan a pie su travesía por el Sahara. Después, consiguen unirse a una caravana de camellos y llegar hasta el Lago Nasser. En Egipto, su marcha se realizará bajo una estrecha vigilancia, pues una patrulla de policías deberá escoltarles hasta la frontera israelí. Sin embargo, una gran noticia les espera en el Cairo: Sonia está embarazada. No obstante, esto no impedirá a los Poussin atravesar los últimos cientos de kilómetros que aún les separan del lago de Tiberíades...